domingo, 12 de julio de 2009

La ansiedad invadia


Eran minutos antes o minutos despues de las doce, sali a buscar algo de comer... recibi una llamada diciendo: "traeme algo de comer", a lo que respondi: "pero, que queres?".
Mi interlocutor me dijo: pues nose cualquier cosa, quiero algo que este en la boca para tomar o masticar.

Hice todo lo que tenia que hacer, me sente para esperar lo que habia comprado.
Al llegar, el se me acerca y le doy mi soda, me dice gracias, me voy a la salita del comedor y el llega vi que ya no queria la soda y la regala. enfrente teniamos la maquina de comida "chatarra" cono se dicen en mi pais, y el metio un par de mneda saco una bebida, la que me regalo... espero dos minutos y volvio a meter monedas, y yo solo lo veia con mi compañia...
Saco otra cosa y la volvio a regalar, a lo que yo le pregunte: "y que es lo que deseas comprar?", "pues nada, nose". a lo que saco otras monedas las metio y eligio unas galletitas... y si las empezo a comer, no estaba hasta la mitad cuando ya no queria y las regalo...

El cuarto pequeño se llenaba... y todos hiban a la maquina... a meter monedas y pensar que elegir... elegian comian un poco y luego regalaban un poco y se lo terminaban... el nuevamente saco un billete o moneda no lo recuerdo bien... pero volvio a cuestionarse que queria y eligio las mismas galletas comio un poco y las volvio a regalar.
Me acerque y le pregunte porque de sus forma de accionar... "es que nose, no tengo hambre, no quiero nada pero tengo ansiedad de gastar el dinero".
Al final pense que esa maquina la hacian por dos razones, para alimentar a los visitante y a los del duelo, y para la ansiedad de los dolientes presentes.
Pasadas las doce... era la hora de la ansiedad. Ansiedad presente por el duelo de cada uno de los dolientes.

Entre los mas cercanos, sus ojos ya se veian cansados, ansiosos y triste.
Y yo ya s ganas de estar ahi pero sin deseos de dejarla... para despedirme la volvi a ver, y no queria dejarla de ver.

miércoles, 1 de julio de 2009

Mentor de letras...

Amigo, poco a poco, ello te mato

pero ¿Qué te agobiaba?, querido

¿Qué era? Aquello que tu refugio no soporto

y te sentiste en pleno olvido.

Amigo, ¿Por qué no lo soportaste?

¿Qué era lo que te angustiaba?

porque solo a vivir te limitaste

y conseguiste ser solo un recuerdo de lo que amabas.


Dejando tú pensar y tú sentir en un papel

aunque hoy en día es muy poco de ti.


Si tan solo hubieras esperado más

tus bellezas, más que ello, serian grandezas.

acaso tu inspiración no era razón de vivir,

y tus versos solo serian fingir.


No, lo siento no puedo, no lo he de creer,

hay algo más en ellos

que aumenta el palpitar de mi corazón al leer

cada detalle de tus versos.


Desearía, saber ¿Qué te atormentaba?

regresaría a ese día, te suplicaría ¡Detente!

y así conocería el porqué te lamentabas.


Amigo, esos versos, torpes y tontos para ti

te diré: que con ellos crecí y por ellos escribo

insignificantes mis versos, jamás como los que de ti leí,

querido amigo, dueño de mi infancia, verdadero “Divo”

y el único mentor de mis letras,

me cuestiono la razón de tu locura.


Locura, que te llevo al desenfreno

que sin dudar tu mente entenebreció

letal y lento fue aquel veneno

y la bondad de corazón se desvaneció.


Locura maldita…

que amigo, provoco tu muerte,

acabando con mi mentor.


Como amante de las escrituras

sé que no siempre hay un final feliz…

¡Vaya! Que el escritor de tu historia

también conocía de ello…


Pero que coraje, conocerle…

conocer el autor de tu historia…

dándome cuenta… que eras tú…


Y hoy me pregunto que sirven mis versos

si en ello no hay ningún poder

que provoque que mis ojos te puedan ver

y esto no es el propósito de ellos.


Si no, que mi generación sepa,

que un escritor, no vive en la fantasía

y que la realidad es la misma.

que recuerden a “Alfredo Espino”

como un ser humano…

inseguro como ellos, como yo…

que tu muerte… es la prueba de ello.

Gracias, querido mentor y recordado Alfredo Espino

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